2022: ¿hacia un nuevo paradigma del empleo en América Latina y el Caribe?

Según las últimas cifras disponibles en el Observatorio Laboral COVID-19 del BID, en 2021 América Latina y el Caribe recuperó más de 8 millones de los 31 millones de empleos que se perdieron a causa de la pandemia. La tendencia de crecimiento del empleo durante el año fue positiva, aunque con una trayectoria menos pronunciada que la observada durante la segunda mitad de 2020. Una parte importante de este avance se explica por la apertura económica que han permitido las vacunas. Sin embargo, esta recuperación del empleo ha sido muy heterogénea, tanto a nivel país como entre los distintos sectores económicos, pese a que algunos países ya han logrado obtener los niveles de empleo que tenían antes de la pandemia.

Matices de la recuperación económica
A pesar del crecimiento sostenido en los niveles de empleo, y a más de un año y medio del primer caso de COVID-19 en la región, aun no se ha logrado alcanzar el número de empleos de febrero de 2020. En promedio, nuestros países siguen 3% por debajo del nivel de empleo que tenían previo a la pandemia. Asimismo, a nivel de sectores económicos la recuperación no ha sido homogénea, pues la crisis castigó en mayor medida a aquellos que se caracterizan por actividades presenciales con un mayor riesgo de contagios. Ya podemos intuir que lo más probable es que muchos sectores no regresen al nivel de empleo que tuvieron al comienzo de 2020.

En promedio, nuestros países siguen 3% por debajo del nivel de empleo que tenían previo a la pandemia.

Otro aspecto que vale la pena analizar en relación con la crisis son las tendencias en el empleo formal y el empleo informal. Durante los primeros meses de la pandemia la caída fue mucho más precipitada para el empleo informal, una respuesta poco usual en los mercados laborales en comparación crisis previas. Ahora bien, aunque el empleo informal no funcionó como empleo de último recurso, su flexibilidad le permitió ganancias más rápidas después de tocar fondo: su recuperación ha sido más acelerada en comparación al empleo formal. La diferencia en la velocidad de recuperación de los puestos de trabajo formales e informales ha permitido una convergencia en el crecimiento de ambos grupos.

Aunque el empleo informal no funcionó como empleo de último recurso, su recuperación ha sido más acelerada en comparación al empleo formal.

En términos de género, los datos del Observatorio Laboral COVID-19 muestran que la brecha se ha mantenido prácticamente sin cambios durante el presente año. Luego de que la pérdida de empleos fuera más precipitada para las mujeres durante el 2020, las tendencias de recuperación han seguido caminos prácticamente paralelos, donde se ha mantenido una brecha en promedio de dos puntos porcentuales entre hombre y mujeres. A septiembre de 2021, en promedio, la tasa de pérdida de empleo femenino era del 5%, mientras que la de los hombres era del 3%. Es por ello que reactivar y reconfigurar el empleo femenino es central para la recuperación económica, como destaca la Visión 2025 del Grupo BID.

Panorama del mercado laboral para 2022
El 2022 será el año en que se verán efectos permanentes de la pandemia en los mercados laborales. Asumiendo que no haya que implementar nuevos cierres masivos en la región, nuestros países tendrán ante sí el reto de impulsar una recuperación sostenible e incluyente y transformar sus mercados de trabajo. Iniciativas como el Laboratorio de Seguridad Social Digital del BID, con el cual se buscará encontrar soluciones efectivas para promover el aseguramiento social de más personas, permiten dar un impulso a estos esfuerzos. Los efectos en la desigualdad, informalidad y brecha de género podrán revertirse si se logra que más personas puedan participar en los mercados laborales y se genera un ambiente propicio para la inversión y la creación de oportunidades.