En América Latina y el Caribe, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de la energía alcanzaron sus niveles más altos en 2013. Sin embargo, de 2014 a 2019, las emisiones regionales disminuyeron a una tasa anual de 1.74%, debido a la creciente proporción de energías renovables en la mezcla de generación de energía eléctrica, la cual subió del 53% en 2013 al 59% en 2019, según se informa en el HUB de energía del Banco Interamericano de Desarrollo.
Para acelerar la transición hacia una energía verde en la región y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, los países también deben perseguir con más firmeza la eficiencia energética. La Agencia Internacional de la Energía informó que las medidas de eficiencia energética aplicadas en todo el mundo ocasionaron que el consumo de energía aumentara un 12% menos de lo previsto entre 2000 y 2017.
América Latina y el Caribe consumieron 1.378 GWh de energía en 2021, una cantidad que, según algunas estimaciones, podría duplicarse en 2040. Este crecimiento previsto puede reducirse utilizando la energía de forma más eficiente, un objetivo alcanzable dado el potencial de ahorro energético de la región, así como la rentabilidad de las medidas de ahorro energético utilizando las tecnologías existentes.
La intensidad energética de la región, que significa la cantidad de energía consumida por unidad de producto interior bruto, disminuyó a una tasa media anual del 0.8% entre 2010 y 2018. A nivel mundial, la intensidad energética disminuyó a un ritmo del 2.1% anual, lo que convierte a América Latina y el Caribe en la región con menos mejoras en este indicador.
Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, la región tiene potencial para ahorrar al menos un 20% de su consumo de energía con solo utilizar iluminación, equipos de refrigeración y aire acondicionado, y motores y compresores más eficientes. Estas medidas reducirían aproximadamente 470 MtCO2e, sobre la base de un factor de emisión estimado para la región de 0.34 TCO2/MWh.
Para impulsar esta transformación, el Banco Interamericano de Desarrollo fomenta la eficiencia energética en la región y ayuda a los países a desarrollar políticas, programas, leyes, reglamentos y normas que habiliten los mercados para los equipos, servicios y financiación que sustentan las acciones de eficiencia energética. También ayuda a crear herramientas que facilitan la preparación y realización de proyectos de eficiencia energética. Algunos ejemplos son el Observatorio de Sistemas de Gestión de la Energía de América Latina y el Caribe, la Plataforma de Información sobre Eficiencia Energética en Edificios (PIE3) y una aplicación para inventariar equipos de alto consumo energético en edificios.
El BID también financia proyectos de eficiencia energética en varios países para mejorar los equipos domésticos y de aire acondicionado o los sistemas de alumbrado público. A través de programas de inversión en energía sostenible, financia medidas de eficiencia energética para edificios administrativos, hospitales, escuelas u otros edificios públicos, o proyectos para cambiar los motores de combustión por motores eléctricos. Asimismo, recientemente apoyamos al gobierno colombiano en la implementación de su plan de transición energética en el Caribe colombiano a través de un préstamo por US$34.5 millones para mejorar el uso de la energía eléctrica en los hogares de estratos bajos y del sector oficial de la región Caribe, Esto incluye el desarrollo de medidas de gestión eficiente de la energía que permitan reducir los subsidios otorgados por parte del gobierno nacional y la energía consumida.
El BID seguirá impulsando el uso eficiente de la energía en la región para mitigar el cambio climático y lograr otros beneficios, tales como:
- Transición energética verde.
- Mejora de seguridad energética.
- Finanzas públicas más sólidas en los países que subvencionan las tarifas eléctricas y los precios de los combustibles. En promedio, los países de América Latina y el Caribe gastan el 1% de su PIB en subvenciones a la electricidad.
- Servicios de electricidad más asequibles. En América Latina y el Caribe, el 12% de la población carece de medios para refrigerar los alimentos, El 30% no tiene lavadora, el 44% no tiene acceso a aparatos de conocimiento y comunicación, y el 64% no tiene aire acondicionado.
- Mejora de la economía familiar.
- Sectores industriales, comerciales y de servicios más productivos y competitivos, incluidas las infraestructuras del sector público.
La eficiencia energética es especialmente importante en América Latina y el Caribe por el potencial de ahorro de energía existente en la región y por cómo mitiga el cambio climático global. Los países, las industrias y los consumidores individuales de energía también pueden beneficiarse enormemente de las múltiples ventajas de las acciones de eficiencia energética. Y, sobre todo, facilitar medidas de eficiencia energética seguirá siendo clave para mitigar el cambio climático en la región.