Por: Paola Buitrago Hernández
Economista en el Banco Mundial.
Las mujeres en América Latina y el Caribe (ALC) tienen diferentes oportunidades económicas que los hombres. Puede que esta no sea una noticia sorprendente para la mayoría de los lectores, pero en este artículo discutimos dos ángulos menos explorados de este tema.
La pobreza no es neutral ante el género
Durante el ciclo de vida, la pobreza entre hombres y mujeres evoluciona de manera diferente. A medida que las personas entran en edades productivas, la pobreza disminuye, pero lo hace a un ritmo más rápido para los hombres que para las mujeres. Esta “multa de pobreza femenina” durante algunos de los años más productivos y fértiles de la vida de las personas es alta en América Latina y el Caribe en comparación con la mayoría de las otras regiones . En su punto máximo, alcanza siete puntos porcentuales para personas de 25 a 35 años. Más adelante en la vida, la brecha de pobreza entre géneros vuelve a desaparecer. Lo más preocupante de esta noticia: esta brecha ha ido aumentando en los últimos 15 años.
Las tasas de pobreza de mujeres y hombres divergen en torno a las edades fértiles en América Latina y el Caribe
(Pobreza a USD 6,85 por día Paridad del Poder Adquisitivo de 2017)
¿Por qué está pasando esto? Los investigadores han encontrado explicaciones en los impactos que ha experimentado el mercado laboral:
- Las mujeres tienen casi cinco veces más probabilidades que los hombres de quedar fuera de la fuerza laboral (32 % frente a 7 %).
- Cuando están empleadas, las mujeres tienen más probabilidades de trabajar en empleos a tiempo parcial.
- La segregación de género en las ocupaciones es común y no ha cambiado mucho durante muchas décadas.
- Las mujeres experimentan techos de cristal en sus trayectorias profesionales. Como resultado, la cantidad agregada de ingresos laborales que generan las mujeres en la región es aproximadamente la mitad que la de los hombres.
Las razones detrás de estos malos resultados en el mercado laboral son diversas, pero han surgido nuevas explicaciones de una línea de trabajo que abrió la premio Nobel de 2023, Claudia Golding: tareas de cuidado distribuidas de manera desigual y falta de servicios de cuidado alternativos. Y hay un segmento de la población que merece especial atención.
Mujeres que crían hijos solas
Están aumentando los hogares en los que sólo una mujer adulta cuida de uno o más niños. Pasaron del 7,8 % de todos los hogares con niños en 2007 al 9,8 % en 2021, cifra superior al promedio mundial. Estas mujeres tienen excepcionalmente limitaciones laborales y esto se refleja en sus ingresos. Los hogares con mujeres criando solas a sus hijos tienen un ingreso total de USD 8,4 por persona al día, significativamente menos que los USD 14,9 del hogar promedio de la región . En consecuencia, la incidencia de la pobreza entre estos hogares es más del doble que en la región en general.
Las madres que crían solas a sus hijos tienen altas probabilidades de ser pobres en América Latina y el Caribe
(Pobreza a USD 6,85 por día Paridad del Poder Adquisitivo del 2017)
Tasa de pobreza por hogar, 2021 %
¿Qué podemos hacer?
Es clave aumentar la participación de la mujer en la fuerza laboral (PMFL) y en cerrar las brechas salariales. Las opciones de políticas efectivas respaldadas por evidencia incluyen: brindar servicios de cuidado infantil, difundir información sobre oportunidades laborales y retorno al empleo, capacitar en habilidades socioemocionales, abordar las normas involucrando a parejas y familiares, y dirigirse a las mujeres a través de protección social, redes de seguridad y programas de empleo público.
Ampliar el acceso a cuidados costeables y de calidad es claramente de vital importancia. En Río de Janeiro, un programa que amplió el acceso a guarderías públicas gratuitas para familias que viven en los barrios de bajos ingresos de la ciudad, resultó en un aumento del 10 % en empleo de madres (del 36 al 46 %).
Las reformas legales son una precondición esencial para fomentar la PMFL pero serán exitosas en ayudar a las mujeres si van de la mano con otros cambios. Combinar la licencia parental con medidas para ampliar la cobertura del cuidado infantil, la comunicación efectiva y la socialización de tales reformas ha resultado ser una combinación poderosa. En Uruguay, el Laboratorio de Innovación de Género de América Latina y el Caribe (LACGIL) apoyó un estudio que identificó experimentalmente la efectividad de intervenciones de información selectivas de bajo costo: aumentaron el conocimiento sobre la licencia parental y cambiaron las normas tradicionales de género entre las madres.
Las últimas décadas han demostrado que se pueden lograr avances rápidos. La PMFL en ALC ha aumentado en las últimas décadas, lo que ha llevado a mayores ingresos laborales femeninos y a una reducción significativa de la pobreza entre 2006 y 2016. Se fortalecieron los marcos legales en muchos países de ALC para proteger los derechos de las mujeres en el trabajo, incluida la protección contra el acoso, la discriminación en el empleo, y licencia de paternidad/parental. Sin embargo, las brechas de género persisten. La nueva Estrategia de Género del Banco Mundial propone centrarse en la innovación, el financiamiento y la acción colectiva para poner fin a la violencia de género, elevar el capital humano, ampliar y habilitar oportunidades económicas e involucrar a las mujeres como líderes.