El mercado laboral dominicano avanza hacia la recuperación

El Banco Central de la República Dominicana, en el interés de mantener debidamente edificados a los agentes económicos y al público en general, y en su calidad de responsable del levantamiento de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT), presenta un análisis sobre la evolución de los principales indicadores relacionados al mercado laboral en el contexto de la pandemia del COVID-19, hasta los últimos datos disponibles correspondientes al periodo enero-marzo de 2021. Estos resultados relativos al comportamiento de la fuerza de trabajo resultan de alta relevancia para la planificación y toma de decisiones de políticas públicas, particularmente en el proceso de recuperación en que se encuentra la economía dominicana.

La crisis económica ocasionada por la pandemia del coronavirus generó un impacto en el mercado laboral a nivel global debido a las medidas implementadas de manera sincronizada en la mayoría de los países del mundo con el propósito de contener la propagación del virus. Estas contemplaron la limitación temporal de operaciones en actividades económicas no esenciales, restricciones de libertad de tránsito, entre otras. Las mismas fueron acompañadas por la introducción de programas de apoyo a los empleados y empresas para la preservación de puestos de trabajo, con el objetivo de mitigar los efectos de la emergencia sanitaria sobre el Producto Interno Bruto (PIB) y el nivel de empleo.

De acuerdo a la publicación más reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2021”, esta crisis ha ocasionado pérdidas de empleos y una disminución en las horas de trabajo. Igualmente, la referida publicación destaca que América Latina y el Caribe ha sido una de las regiones más afectadas en cuanto al deterioro de las condiciones laborales.

En el caso dominicano, previo a la crisis sanitaria del COVID-19 se observaba una tendencia positiva en la evolución de los indicadores de ocupación hasta alcanzar un máximo histórico de 4,716,189 trabajadores en octubre-diciembre de 2019. A raíz de las medidas de confinamiento dispuestas en el período inicial de la pandemia, el total de ocupados bajó a 4,246,695 personas en abril-junio de 2020, es decir una caída de 469,494 personas con respecto al pico de ocupación, combinado con un aumento de la tasa de desocupación, al igual que ocurrió a nivel internacional.

A partir del tercer trimestre 2020 el mercado laboral inició un proceso de normalización gradual en el que se han ido recuperando parcialmente los niveles de ocupación producto del impacto positivo de las medidas fiscales y monetarias implementadas para mitigar los efectos de la pandemia, así como por la mayor flexibilización para la operación de las actividades económicas.

En este sentido, de acuerdo a las cifras de la ENCFT correspondientes a enero-marzo de 2021, la población ocupada total se ubicó en 4,413,383, es decir 192,491 empleos menos que en el mismo período del año 2020. Esta variación representa una notable mejoría con respecto a la caída interanual más pronunciada de 410,367 empleos registrada en el segundo trimestre de 2020, momento más crítico de la pandemia, indicando que el mercado laboral transita por el camino correcto hacia el restablecimiento de los niveles previos a la crisis sanitaria del COVID-19.

Esta tendencia es un reflejo de la reactivación que ha experimentado la economía dominicana, la cual luego de haber experimentado una variación interanual sin precedentes en el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) de -29.8% en el mes de abril de 2020, inició una senda de recuperación con tasas menos negativas en cada uno de los meses subsiguientes. En el primer trimestre de 2021 el IMAE registró un crecimiento anualizado promedio de 3.1%, que al añadir los resultados de 47.1% en abril y 21.2% en mayo, arroja un incremento acumulado de 13.4% para los primeros cinco meses del año, con respecto a igual periodo del año anterior.

Cabe destacar que la ENCFT que levanta el Banco Central es la aproximación metodológica más adecuada, de acuerdo a las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para el análisis integral de todos los indicadores relativos al mercado laboral, incluyendo tanto la ocupación formal como la informal. En ese sentido la cantidad de ocupados que arroja esta encuesta siempre será una cifra muy superior a los empleos que figuran en los registros administrativos de la Tesorería de la Seguridad Social (TSS), ya que estos últimos solo incluyen a los asalariados formales cotizantes, los cuales son un subconjunto de la ocupación total.

La ENCFT está diseñada para generar resultados a nivel de todo el país y recopila información de una muestra representativa de 8,480 viviendas cada trimestre. Las entrevistas realizadas a los miembros del hogar incluyen a todos los que estén trabajando en el sector formal inscritos en la seguridad social o desempeñando una función en el sector informal, así como los desocupados o inactivos. Un aspecto importante a resaltar de la ENCFT es su precisión estadística, reflejando desviaciones promedio en condiciones normales que han oscilado en torno a un 2.0%, en las estimaciones del total de ocupados formales en la economía provenientes de la encuesta al ser comparados con las estadísticas del total de cotizantes en el Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS), salvo diferencias atípicas en algún trimestre puntual, ya sea por efectos muestrales o por alguna coyuntura específica.

Sobre este último aspecto en particular, resulta oportuno puntualizar que la desviación registrada entre la estimación de la ENCFT y los registros de la TSS sobre los empleos formales observada durante abril-junio de 2020 se debió fundamentalmente a los asalariados que fueron suspendidos y que transitoriamente no estaban cotizando a la TSS. En ese tenor, conforme a los lineamientos de la OIT, dichos trabajadores suspendidos se mantuvieron clasificados como ocupados en la ENCFT, incluyendo a los que se encontraban recibiendo transferencias y ayudas por parte del gobierno en los programas especiales que se concibieron para mitigar los efectos de la pandemia.

Al analizar la distribución de la variación interanual en el nivel de ocupación obtenido a través de la ENCFT, segregada en formales o informales conforme tengan o no acceso a la seguridad social producto de su relación de trabajo, la reducción en el total de trabajadores se concentró principalmente en los formales, con 205,757 ocupados menos de enero-marzo 2020 a enero-marzo de 2021. Mientras que en el caso de los ocupados informales, los mismos se incrementaron en 13,265 ocupados en igual lapso de tiempo. Con estos resultados, la proporción de ocupados formales en el mercado laboral dominicano se ubicó en 42.3% y la de los informales en 57.7%.

Sobre el incremento reciente en la informalidad cabe precisar que este fenómeno ocurre habitualmente en momentos de crisis, donde surgen presiones en el empleo formal y el sector informal juega un papel de amortiguador natural, proporcionando la oportunidad de generar ingresos y garantizar su sustento a aquellos trabajadores que pierden sus empleos formales. En la medida en que avanzan los procesos de recuperación de las economías y se superan los periodos de recesión transitoria donde no se generaron choques estructurales, el mercado laboral tiende a regularizarse en línea con los fundamentos de las economías.

Para una mejor edificación y comprensión de los lectores de este trabajo, se considera procedente señalar que existen varios indicadores para dar seguimiento a la desocupación o al desempleo en el mercado de trabajo. El primero de ellos es la tasa de desocupación abierta (SU1), la cual constituye la tasa de desocupación oficial en prácticamente todas las economías del mundo, incluyendo a la República Dominicana. Este indicador se define como la proporción de la Fuerza Laboral o Población Económicamente Activa (PEA) que se encuentra desocupada y buscando activamente trabajo (desocupados abiertos). En enero-marzo de 2021 la misma se ubicó en 8.0%, para un aumento de 2.3 p.p. en comparación con igual trimestre de 2020.

Este aumento se explica por el hecho de que una gran parte de la población que estaba inactiva retomó los esfuerzos de la búsqueda activa de trabajo al momento de de la reapertura de la economía y la flexibilización de las restricciones de horarios en la operación de actividades económicas y del libre tránsito, presionando al alza este indicador. Se espera que la SU1 disminuya en la medida en que se equilibre el descalce entre oferta y demanda de mano de obra y las personas logren insertase en la ocupación.

Durante la etapa inicial de confinamiento estricto de la pandemia que limitaba significativamente la búsqueda activa de empleo, una herramienta que resultó muy útil y adecuada para dar seguimiento a los desocupados fue la tasa de subutilización (SU3), muy similar a la anteriormente denominada tasa de desocupación ampliada. Esta incluye en su definición tanto a los desocupados abiertos como a la fuerza de trabajo potencial, estando esta última compuesta principalmente por aquellas personas disponibles para trabajar pero que no están haciendo diligencias para obtener un empleo en ese momento.

Este indicador ampliado de subutilización de la fuerza de trabajo (SU3) se ubicó en 15.6% en enero-marzo de 2021, registrando un aumento interanual de 3.1 p.p. con respecto a enero-marzo 2020.


Otro elemento relevante a analizar en la coyuntura de la pandemia es la tasa de inactividad, la cual refleja la población en edad de trabajar que no se encuentra ocupada ni buscando trabajo activamente.

En ese sentido, este indicador experimentó un incremento brusco en abril-junio de 2020, dado que muchas personas no pudieron ejercer presión en el mercado con sus diligencias de búsqueda de empleo como hubiese sido el caso en condiciones normales y se convirtieron en inactivas. Afortunadamente, las cifras de enero-marzo 2021 evidencian que la tasa de inactividad ha ido disminuyendo, mejorando 5.1 p.p. con respecto al segundo trimestre de 2020 y se espera que se mantenga este comportamiento en los trimestres subsiguientes hasta regresar gradualmente a los niveles de pre-pandemia.

Un aspecto relevante a destacar es que la República Dominicana fue uno de los primeros países en América Latina en adoptar las últimas disposiciones y lineamientos de la Décimo Novena Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET) tanto en lo relativo a las mediciones de las tasas de subutilización (SU) de la fuerza laboral como de la Informalidad en el mercado de trabajo, que considera como parte de este grupo a los trabajadores que no tienen acceso a los beneficios de la seguridad social vía su ocupación.

Estos avances en materia de seguimiento al mercado laboral colocaron al país a la vanguardia en materia de estadísticas laborales a nivel internacional, hecho que fue reconocido por la OIT al invitar y distinguir al país para que ostentara la Vicepresidencia de la Vigésima CIET en octubre de 2018, conferencia que reúne a los directivos y encargados de las estadísticas laborales en los diferentes países del mundo. En dicha reunión se discutieron y aprobaron los próximos cambios que serán incorporados en las estimaciones de los indicadores laborales a nivel internacional, proceso para el cual el Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas Económicas del Banco Central de la República Dominicana se está preparando.

En sentido general, es evidente que la crisis del coronavirus generó un choque sin precedentes que afectó sensiblemente la dinámica de la economía y del mercado laboral en particular. En efecto, las medidas implementadas para controlar la propagación del COVID-19 tuvieron un impacto importante en los niveles de ocupación, desocupación e inactividad. No obstante, la República Dominicana presenta un avance hacia la recuperación de los puestos de trabajo a pesar de que la velocidad de reacción del mercado laboral no es de la misma magnitud que la del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) real, debido a los cambios en la productividad, considerando además que el choque ha sido heterogéneo entre los diferentes sectores económicos.

Asimismo, las actividades que han estado liderando el crecimiento de la economía, tal como la construcción, el comercio y la industria de manufactura local y de zonas francas, readecuarían sus niveles de ocupación asociado a una mayor producción a fin de suplir el incremento en la demanda. De manera similar, el sector turismo, importante generador de divisas, se ha estado recuperando más rápido de lo previsto impulsado por el Plan de Recuperación Responsable del Turismo implementado por el gobierno, por lo que se prevé que estaría requiriendo más empleados.

En este sentido, conforme se consolide el proceso de reactivación económica y de disiparse los riesgos asociados a la pandemia una vez se concluya la inoculación de la población y se alcance la inmunidad de rebaño, los indicadores laborales irán convergiendo hacia un equilibrio post-covid que estaría en línea con las nuevas necesidades de mano de obra y con el PIB creciendo a su ritmo potencial.

Finalmente, la República Dominicana se ha destacado como una de las economías más dinámicas y resilientes de la región, proyectándose como la pionera en alcanzar sus niveles de PIB per cápita previos a la pandemia en América Latina. Se espera que el mercado laboral continúe transitando por la senda de la recuperación, con la generación de empleos de calidad, para lo cual resultan cruciales todas las iniciativas orientadas a contribuir a que los jóvenes que se van insertando al mercado de trabajo cuenten con la formación, habilidades y competencias necesarias que les permitan desempeñar sus funciones con eficiencia y recibiendo una remuneración acorde con sus aportes a los procesos productivos.