Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD,
virgiliomalagonalvarez@gmail.com
Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios
de The Ballester Business & Media Group, Inc.
Aprovechando el momento donde en nuestro país se debate una reforma al entramado jurídico electoral, deseo llevar al conocimiento del Lector, una situación que en la actualidad también se está debatiendo en los Estados Unidos de Norteamérica.
El fraude electoral, no solo es una autoría de los países subdesarrollados, si no también que se desarrolla, muy sofisticadamente, en la gran nación americana.
Conocido como Ballot Harvesting, este mecanismo se utiliza para aumentar la participación de los votantes, a través de recolectar las boletas de los votantes ausentes e impedidos durante las elecciones. Luego los dejan en los lugares de votación o en las oficinas electorales de su conveniencia, según estén los conteos de votos de un determinado partido u candidato.
NOTA: Esta entrega de votos puede ser motivada a través de ofertas económicas o pecuniarias.
Esta práctica, ha sido eficaz y, como era de esperar, ha generado controversia.
Algunos ven la práctica de recolección de votos como un servicio a los votantes que ha ayudado durante mucho tiempo a los de edad avanzada y a los votantes nativos americanos que viven en reservas remotas. Otros ven que es una herramienta política que fácilmente puede prestarse al fraude.
Aunque todos los estados de EE. UU. proporcionan a sus votantes boletas de voto en ausencia, existen diferentes tipos de estas boletas y algunas tienen requisitos diferentes de otras. Los diferentes tipos de voto en ausencia son, “sin excusa” y “calificado”.
La mayoría de los estados de los EE. UU. no requieren que un votante proporcione una razón por la cual el votante no puede asistir a un lugar de votación el día de las elecciones.
Estos estados “sin excusas” enviarán por correo una boleta de papel a los votantes si así lo solicitan. Luego, los votantes pueden completar la boleta y enviarla a la oficina electoral, ya sea a través de un delegado de partido o el correo norteamericano.
Otros estados requieren que los votantes cumplan con requisitos específicos antes de que el votante sea elegible para recibir una boleta de voto en ausencia.
De hecho, las boletas electorales se envían automáticamente por correo a los votantes registrados unas semanas antes de las elecciones. Luego, los votantes pueden completar sus boletas y depositarlas en un buzón (urna) de boletas cercano antes de la elección. Además, se permite legalmente, a personas distintas de los votantes, enviar boletas electorales, vía el correo, abriendo la puerta a la práctica de Ballot Harvesting o recolección de boletas.
Lo anterior indica, que la recolección de votos genere controversia, elogios y críticas de personas de todo el espectro político. Algunas prácticas que son uniformemente ilegales en todo el país incluyen:
Llenar una boleta para otro votante, intimidar a un votante para que vote a favor o en contra de un candidato e influir en la decisión de un votante.
En la práctica, la recolección de votos tiende a aumentar la cantidad de votos contados en una determinada elección sin mucha controversia. Sin embargo, las leyes electorales varían significativamente de un estado a otro, y las pequeñas diferencias en las leyes electorales pueden tener un impacto significativo en la elección de un candidato y la victoria o derrota de un partido.
Ahora bien, aunque el Ballot Harvesting es usualmente la práctica en la que los agentes políticos recogen los votos, descritos anteriormente, de los hogares de los votantes y los dejan en un lugar de votación o en una oficina electoral, esto pudiera parecer bastante inocuo. Sin embargo, esta práctica ha sido abusadoramente usada en todas las elecciones recientes en la nación norteamericana.
Vimos como esto se desarrolló en las elecciones de mitad de período de 2018 en el Distrito Congresional 9 de Carolina del Norte, cuando candidato político abusó del proceso de recolección de boletas, lo que resultó en que la Junta Electoral del Estado de Carolina del Norte convocara a la reelección.
Además, mediante el uso de BOTS y llamadas automáticas, se puede conducir a los votantes hacia una delegación dirigida de su voto, para favorecer a un partido determinado, inclusive, mediante pagos en metálico o bonos de compras.
Ignorar esta amenaza para la seguridad electoral es inaceptable en un país donde la ¨Democracia Representativa¨ es su estandarte.
Finalmente, y en términos generales, cualquiera que haya trabajado en política sabe que este tipo de fraude solapado puede pasar y que hay gente que está dispuesta a todo para ganar. Las afirmaciones en contrario nacen, o de la ingenuidad y/o de la complicidad.
Hay demasiados ¨candidatos¨ en la política que anteponen la búsqueda del poder a la preservación de la democracia e integridad electoral. Esta es una amenaza para todos nosotros. Incluso la ocurrencia de unos pocos casos de fraude, tienen la capacidad de socavar la confianza de los votantes en la transparencia de nuestras elecciones.
A medida que, en la nación americana, aumenta el uso de boletas por correo, particularmente en este año electoral, la amenaza del fraude en la recolección de boletas crece exponencialmente. Es por eso por lo que el Congreso norteamericano debe aprobar de inmediato la Ley de Prevención del Fraude Electoral.
Se debe garantizar de que no se permita que los recolectores de votos actúen como intermediarios de la voluntad libérrima del votante.
Ese proyecto de Ley debería estar orientado en incentivar a los estados para que promulguen prohibiciones de recolección de votos al dictaminar que los dólares de los contribuyentes federales NO vayan a los estados que permiten la recolección de votos.
Sin embargo, no solo basta un marco legislativo contundente y preclaro, también el votante debe de tomar en cuenta lo siguiente:
Si el votante no va a votar en persona, debería de entregar su boleta directamente en una urna o centro de votación oficial, o colocarla en el correo y confiar en el Servicio Postal de ese país para entregarlo. En muchas localidades, incluso se puede rastrear su boleta después de enviarla por correo. De esta forma, no caerá en las fauces de los políticos corruptos que usan el Ballot Harvesting; cada envío tiene un código de barras único lo que garantiza el seguimiento de este y de quien lo recibe.
Después de presentarles este breve análisis, seria conveniente que las experiencias citadas pudieran ser consideradas en el actual proceso de la revisión de nuestro marco jurídico electoral.