Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD,
virgiliomalagonalvarez@gmail.com
Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios
de The Ballester Business & Media Group, Inc.
Los procesos de expansión siempre generan eventos en trópicos imprevistos. Tal es el caso de la China Continental, hoy día.
Bajo una estructura monolítica e impenetrable, China inicia su expansión económica y geopolítica, que hoy incide en las ¾ partes del mundo moderno.
La industrialización de China se inicia en el sector agropecuario y el desarrollo energético, en base al uso del carbón. Con el fomento agropecuario se incluyeron centenares de miles de ciudadanos a la actividad productiva. Sin embargo, cuando se inicia la explotación de las minas de carbón, se origina un éxodo de estos campesinos hacia dichas minas y a la actividad fabril e industrial que la acompaño, concomitantemente.
Esta actividad económica dio pié al surgimiento del Hipercapitalismo Chino, que lució muy atractivo a occidente, el cual realizó cuantiosas inversiones en la China continental. Con el tiempo, el Partido Comunista Chino optó por crear su propia infraestructura industrial y tecnológica, creando así un nuevo estado Coppy-Cat (fotocopia) del capitalismo occidental.
Tal fue el despegue chino, que éste aprovechó las crisis financieras del siglo 20 para adquirir grandes reservas de Oro y Títulos del tesoro estadounidense, al punto de que más del 65% de los Bonos de ese organismo está en manos chinas; también posee el 38% de las reservas mundiales monetarias en Oro.
El famoso economista Erik Izraelewicz indica que:
¨Jamás en la historia económica se había visto un país tan poblado con 1 300 millones de habitantes con un crecimiento acelerado del orden de ocho a nueve por ciento anual durante un periodo de aproximadamente 25 años¨. Tampoco se había observado, según Izraelewicz, ¨que un país se hubiera apoyado en el resto del mundo para ampliar sus mercados, tecnologías y capitales¨.
Como puede apreciar el lector, que me honra con su atención, La Catay moderna es una potencia mundial, por lo que supone una velada amenaza a las fronteras imperiales tradicionales de Occidente.
Por primera vez, un comunicado de la cumbre de la OTAN ha señalado a China como un problema, diciendo que presenta “desafíos sistémicos al orden internacional basado en reglas de juego muy bien establecidas”. La declaración se produjo a instancias del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien también utilizó la reunión del G-7 reciente para instar a los aliados a adoptar una postura más dura sobre Beijing. Biden dijo a la prensa: “Estamos en una competencia, no con China en sí misma, sino una competencia con autócratas y gobiernos autocráticos de todo el mundo”.
Esta preocupación del mandatario norteamericano es sólo un eco del sentir de occidente ante la expansión imperial china.
Este expansionismo del régimen chino para imponer su propio modelo autoritario en el mundo libre se ha convertido en su mayor enemigo o Némesis.
Según un grupo de expertos afiliado al gobierno francés, plasmados en un informe de casi 650 páginas intitulado “Operaciones de influencia china”, del Instituto de Estudios Estratégicos de Escuelas Militares (IRSEM), del Ministerio de las Fuerzas Armadas de Francia, este afán de expansión se ha convertido en el factor más entrópico del sistema político y económico chino.
Esta entropía ha llevado a china hacia un aislacionismo geopolítico que la ubica en una posición muy cuestionable ante sus pares occidentales y asiáticos; incluso en países que tradicionalmente han mantenido relaciones amistosas con el régimen. Este deterioro se inicia a mediados del año 2017:
- Un ejemplo notable es Suecia, que fue el primer país occidental en establecer relaciones diplomáticas con el régimen después de que el Partido Comunista Chino tomó el control de China. Sin embargo, numerosos incidentes con la misión diplomática china, en lo referente a su intromisión en las políticas democráticas de Suecia, han causado fisuras diplomáticas considerables, al punto que el embajador chino tuvo que renunciar por ser inaceptable esta intromisión.
- En Australia, donde China representa casi un tercio de sus ingresos por exportaciones, la actitud intransigente del gobierno Chino también ha causado desavenencias importantes entre ambos estados.
Todo se inicia con una investigación independiente sobre el COVI-19, que solicito el gobierno Australiano originando una respuesta desorbitada de Pekín; aranceles desorbitantes de los productos australianos.
Obviamente que Canberra respondió con una legislación donde se regularan las inversiones australianas en ese país, asi como de las empresas chinas que intenten adquirir o financiar operaciones de bienes raíces o empresariales en ese país.
La intolerancia china también se ha dejado sentir en otros países de mundo, donde ella ha propiciado la esclavitud laboral y la depredación de ecosistemas en inversiones hechas en África, Asia y Oceanía.
Además, tenemos que considerar otros factores internos, de índole económico, como lo es el constreñimiento de la demanda doméstica China, e internacional, que ha reducido el volumen de las exportaciones. En menos de un mes, las actividades portuarias chinas sufrieron una caída de aproximadamente del 92.6% en el movimiento de contenedores y otras actividades portuarias internas. El impacto en el cabotaje mundial ye sobrepasa la merma en más de un 37.65%.
NOTA: China contribuye al 18% del Producto Interno Bruto global: su importancia en la dinámica de la economía es crucial.
Por las razones ya presentadas, este impacto ha disminuido un 2%, el Flujo de Caja global, unos US$110,000,000,000.00.
De ser mayor la disminución, entonces el panorama mundial será uno de Recesión Inducida por la misma recesión China.
A lo interno, las autoridades monetarias chinas han reconocido que su economía, de 14 trillones de dólares, se reducirá en un 6.8% para este 2021, dejando solamente un margen de crecimiento de un 2.7%.
Leyenda: GDP: Gross Domestic Product (PIB)
Como el lector ha podido apreciar, tres factores conspiran contra la hegemonía china en el mundo:
- Su incontrolable apetito de poder expansionista.
- Su intransigencia ante los reclamos mundiales de una apertura democrática, y
- La contracción económica actual, que se potencializara por las dos anteriores.