ARTICULO: Teoría versus realidades económicas

Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD
virgiliomalagonalvarez@gmail.com

Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios de The Ballester Business & Media Group, Inc.

Amigo Lector:

Este ensayo lo estructuré dirigido a los estudiantes las Ciencias Económicas, en el nivel básico de las mismas. Aquí les desarrollo temas que le serán de suma utilidad para ser buenos economistas, centrados en su ámbito social y cotidiano. No obstante, también el Lector, no versado en estos temas, lo encontrara muy ilustrativo y didáctico.

I-PUNTUALIZACIONES:

John Maynard Keynes, eminente autor Ingles y padre de la teoría de la importancia del dinero en las economía, escribió una vez que:

¨la economía es un método más que una doctrina, un artificio de la mente, una técnica de pensamiento que ayuda a su poseedor a sacar conclusiones correctas”.

 En otras palabras, la economía no proporciona respuestas por sí misma. Es un enfoque que nos indica qué buscar en todas las fuentes que nutren una economía y  que inciden en los temas que estamos analizando, todo esto en un lapso de tiempo determinado. 

La economía es un marco teórico-predictivo, para ayudar a organizar la información y los juicios que debemos proporcionar, lo que nos ayuda a ver de qué dependen cada uno y cuántos dependen de ellos.

NOTA: Es importante señalar que, por sí misma, la economía no proporciona la información que requerimos ni hace los juicios teóricos pertinentes. De ahí que se introduzcan modelos predictivos de índole matemáticos y estadísticos. La métrica es fundamental para el proceso de CONCEBIR-PROBAR-ASIMILAR, de los eventos que podrían enmarcarse dentro de las ciencias económicas.

II-GUSTOS Y PREFERENCIAS

Basado en la máxima de que  un individuo actuaria (tomará la elección), sí y solo sí, los beneficios marginales esperados para el tomador de decisiones exceden los costos marginales esperados para este, podríamos decir que el rol de la Demanda, como tal, es fundamental pero está condicionado por factores endógenos y exógenos, como lo son la cultura de origen, la manipulación cultural, los costos de producción, etc.

Por otro lado, siempre he visto que la Oferta de bienes y servicios va siempre en función de los gustos, preferencias y presupuestos de los consumidores. Salvo en ocasiones excepcionales, la Oferta lleva al consumidor a endeudarse para adquirir bienes tangibles e intangibles.

De ahí que, no hay una opción “correcta” de esas dos variables; las preguntas generales sobre lo que se debe elegir o hacer esta basada en el concepto subjetivo enmarcado en el verbo transitivo “Depende”. Ese es el gran dilema de las ciencias económicas.

III-EL FACTOR DE LA INCERTIDUMBRE

Siempre asumimos que una decisión es buena para unos y mala para otros. Un caso singular lo constituye el hecho de que esta máxima es muy exigente a nivel de las naciones estados. Veamos:

 Por ejemplo, la estrategia japonesa, posterior a la Segunda Guerra Mundial basada en la producción a gran escala, con la intención de exportar a todo el mundo, funcionó muy bien. Esto asi, debido a que ocurrió después de un gran cambio en la tecnología, particularmente para la producción en masa, un  crecimiento económico fuerte y una reducción considerable en las barreras arancelarias y comerciales intercontinentales.

Ahora bien, ¿qué hubiese pasado si los países de occidente hubiesen  regresado al proteccionismo que imperaba antes de la guerra y al crecimiento lento?

Lo anterior hubiese planteado un esquema de incertidumbre en los mercados y la recuperación económica no se pudiera haber consolidado en la post guerra.

NOTA: Volviendo sobre el tema, la respuesta inicial a lo que se debe hacer en un mundo incierto es “Depende”. Luego, si acertamos bien, se  abre la parte más interesante del análisis: de qué depende y cuán importantes son las diversas consideraciones en torno a la ejecución de esas posibilidades.

Si aplicamos los conceptos emitidos en el numeral ¨I¨de este artículo, y acorde con el enfoque del ¨Depende¨, tenemos que las curvas de Demanda y Oferta no  se comportan  típicamente como se indican en los libros de texto de economía (bien definidas y conocidas), sino como relaciones rodeadas de nubes de incertidumbre y un subjetivismo académico (el Céteris Páribus) a la hora de elaborar los esquemas de medición de estas.

Por lo tanto, en el momento en que los productores del mundo real deban decidir sus metas de precios y producción, lo hacen bajo esquemas de incertidumbre. Estos esquemas reflejan comportamientos pasados, actuales y futuros.

Para ilustrar lo expuesto anteriormente hago uso de esta posibilidad anecdótica:

Supongamos que un productor se ciñe a la ecuación de equilibrio, donde el Ingreso Marginal es igual al Costo Marginal. 

Esto plantea que este productor conoce muy bien la demanda de su producto en el mercado y que puede producirlo con beneficios, con un esquema de costos sustentables.

Ahora bien, si por el contrario, este NO conoce su punto de equilibrio entre las curvas de  Demanda y Oferta, el no podrá saber cuánto cambiará el ingreso total por una unidad adicional de producción (el Ingreso Marginal, que los libros de microeconomía suponen en que los productores ajustarán la producción hasta que sea igual al Costo Marginal). 

Bajo los esquemas de incertidumbre, el Costo Marginal tampoco se puede conocer de antemano. Muchas cosas imprevistas podrían cambiarlo, desde pandemias hasta problemas de índole sindical.  

Insisto, tenemos que considerar que el ¨Depende¨ tiene una preponderancia muy significativa que obliga a nosotros los economistas, a aprender a decir ¨no se¨ como una salida airosa e intelectualmente factible.

(***): El supuesto económico de Céteris Páribus plantea la metodología de estudiar una variable específica en relación con las demás, con el objetivo de entender un determinado fenómeno económico y se apoya en la premisa de que es posible analizar un factor que pueda incidir a su vez en una de las variables que afectan a una situación, siempre y cuando el valor del resto de las mismas sea constante.

IV-REFLEXIONES FINALES

1-Los economistas sabemos mucho más sobre qué no hacer (porque algunas opciones son claramente inferiores a otras opciones) que qué hacer, lo que requiere que sepamos cuál es la mejor opción en un situación dentro de un esquema de tiempo determinado. 

2-Los economistas sabemos que tratar los costos (perdidas) irrecuperables debido a acciones  que ya se ejecutaron y, por lo tanto, que no se pueden cambiar, relevantes para las preferencias  actuales, nos empeorara más los esquemas de incertidumbre previstos o no.

3-El éxito del economista estriba en no solo decirle al productor o al consumidos NO haga esto, si no, PUEDES hacer esto.

4-Sin embargo, pensar en la economía en estos términos, difiere mucho de los cursos de principios económicos en nuestros centros docentes.

5-Un ejemplo de lo anterior lo constituye la morfología y contenido de las pruebas o exámenes que estos centros han ofrecido por décadas.

6-En estos exámenes, generalmente hay respuestas únicas y correctas para prácticamente todas las preguntas, incluyendo las de selección múltiple; más aún, muchas de las respuestas están ya contenidas en preguntas precedentes. Sin embargo, eso NO sucede en el mundo real, donde los economistas  generalmente no disponemos de toda la información necesaria para determinar una única respuesta “correcta”. Además, no solo nos falta gran parte de la información que necesitamos (particularmente porque el futuro es incierto), sino que también conocemos una gran cantidad de información que puede o no ser relevante para una decisión en particular, y necesitamos tamizar y determinar cuál es pertinente, o no.

7-La trilogía del ¿QUÉ, COMO Y PARA QUIEN? Podríamos reformularla de esta manera.

   a)- ¿Qué necesito saber para comprender el QUE?” 

   b)- ¿Qué debo hacer para ejecutar el COMO?

   c)- ¿Qué información necesito para identificar el PARA QUIEN?

   d)- ¿Qué me dicta el sentido común para saber CUANDO?

   e)- ¿Dónde voy a procurar el CON QUE?

8- En el mundo real, las variables (eventos) NO son fijas en el tiempo, si no, sumamente dinámicas. De ahí que, “No sé” o “Depende” es la respuesta correcta más probable al comienzo de la mayoría de las disciplinas académicas del mundo real.

En resumen, el amasijo teórico de las ciencias económicas tiene muchos componentes sobre los cuales se deberían perfilar los Pénsumes de las academias donde se imparten estas disciplinas.

Este amasijo teórico debería de tener por Norte el entramado del ¨DEPENDE¨ donde confluyen la gran mayoría de los elementos que nutren el esquema de incertidumbre que en el mundo real nos golpea diariamente. No solo debemos limitarnos a las escuelas económicas tradicionales, si no también a las emergentes, que han surgido a partir de la redefinición de las fronteras imperiales de America, África, Asia y Oceanía.

El economista debe de cimentar sus conocimientos no solo en la frialdad de las cifras, si no también en los eventos que las producen y sus consecuencias en las sociedades donde estas surgen. De lo contrario, podríamos caer en un análisis incorrecto y ofrecer salidas no factibles llenas de imprevistos e imprecisiones. Mejor es decir: ¡NO SE!